Se cumplen 40 años del mini torneo que disputaron Platense, Gimnasia y Esgrima La Plata, Chacarita y Atlanta. Una definición dramática y apasionante.
Quedó en la historia futbolera como “el cuadrangular de la muerte”. Los que tienen más de 45 años lo recuerdan porque fue un minitorneo extraño y apasionante. La AFA había resuelto que el torneo Metropolitano de 1979 se jugara en dos zonas de diez equipos cada una y que a su término, se disputaran semifinales y finales por el campeonato y que los dos últimos de cada sección se enfrentaran en un cuadrangular a partido y revancha. Al final de las seis jornadas, se salvaría quien lo ganase y los otros tres cuadros descenderían a Primera B.
Cuando faltaban tres jornadas, quedó definido que Platense y Gimnasia por la Zona A, Atlanta y Chacarita por la Sección B, estaban “clasificados” para la pelea durísima por no bajar al sótano donde vive el ascenso. Los cuatro hicieron pésimas campañas, pero resaltaron Platense, con escuálidos seis puntos sobre 36 posibles, y Atlanta, que no ganó ningún partido de 18 y cosechó nueve empates. Eran los candidatos a bajar a Primera B casi seguros, se suponía que entre el Lobo y el Funebrero saldría el que ganaría el cuadrangular.
Platense era el más débil. Sin cancha propia, había regresado a Primera para el Nacional de 1976 y sufrió horrores para quedarse en la A. En 1977 zafó porque venció por penales (8-7) a Lanús en el Viejo Gasómetro ante una multitud y tras 120 minutos sin goles. En 1978 sus dos triunfos en las dos fechas finales del torneo condenaron a Banfield y a Estudiantes de Caseros. Con lo justo, la dirigencia Calamar pudo inaugurar su estadio de Vicente López el 22 de julio de 1979, en la primera fecha del famoso cuadrangular. Una cancha que tenía una tribuna y media de las que hoy conocemos y unas gradas de estructura tubular detrás del arco sobre la avenida General Paz.
Los Calamares debutaron empatando sin goles con Gimnasia, en un partido que tuvo tres tiros en los postes del arquero Vidallé, guardián del Lobo. El equipo que dirigía Antonio Rattin era el favorito a mantener la categoría, apoyado en la jerarquía de Eduardo Solari, el Tano García Ameijenda, el Loco Cerqueiro y el talentoso Tutino. Gimnasia llevaba 28 años seguidos jugando en Primera A y el retroceso parecía una quimera. En cambio, Platense lamentó las tres chances perdidas y su gente lo entendió así. Encima, Chacarita se deshizo rápido de Atlanta en San Martín, ratificando ser el otro candidato a quedarse en primera gracias a los goles de sus jóvenes puntas, Eduardo Delgado y Osvaldo Pichi Escudero.
Una semana después, Gimnasia le ganó un partido durísimo en el Bosque a Chacarita, con un gol de Alberto Villarreal a un minuto del final por 3-2. El Bosque festejaba mientras llegaba la noticia del triunfo de Platense en Villa Crespo, con gol agónico de Miguel Ángel Juárez, la carta letal de los Calamares, que festejaron y de paso hundieron a Atlanta, al que el enorme Luis Artime no podía encontrarle el rumbo, pese a los esfuerzos del León Espósito y de los talentosos Charly Carrió y el Gallego Vázquez. Los partidos del cuadrangular traían dramatismo y convocaban mucha gente que sufría con los vaivenes de los resultados, ya que no hubo nunca televisación.
La mini primera rueda se acabó con la visita y caída de Chacarita en Vicente López, donde un entonado Platense lo venció 2-1 con otro doblete del Negro Juárez, aunque Luis Ugarte se dio el gusto de ser el primer futbolista en convertir en la flamante cancha de Vicente López. Gimnasia le ganó un partido apretado a Atlanta con un penal resistido y festejó el 1-0. Con tres partidos, quedaba claro que Atlanta era el peor del cuadrangular y su suerte parecía sellada. El equipo de Artime prolongó su ciclo sin victorias a 21 partidos seguidos. Chaca quedó complicado con dos caídas consecutivas y la desazón empezó a poblar San Martín, a diez años de haber ganado el Metropolitano con aquella goleada sobre River. Platense era el cuco del pequeño torneo, conducido por Vladislao Cap, que tenía en el zaguero Jorge Guyón, los volantes Carlos Picerni y Raúl Grimoldi y los delanteros José Luis Petti y Miguel Juárez los puntos altos.
Cuarta fecha y choque clave: el 12 de agosto, Chacarita fulminó a Atlanta con un 3-0 en Villa Crespo y mantuvo un soplo de vida. En La Plata y con un estadio repleto, Platense se dio el gustazo de ganarle 2-0 a Gimnasia gracias a dos goles antes de la media hora, uno del Mono Petti y un penal convertido por Juárez, que cobró el juez Jorge Romero a pesar de las protestas porque la infracción sobre Juárez había sido afuera del área. Ni VAR ni nada.
La cosa, increíblemente, parecía resuelta. El más débil se encaminaba a la salvación. En la quinta jornada, el descendido Atlanta le hizo fuerza a Platense, pero el gol de Juárez (¡cuándo no!) le permitió ganar el partido a los Calamares. En San Martín, Gimnasia enterró a los Funebreros al imponerse 2-1 con doblete de Juan Miguel Tutino.
Con Atlanta y Chacarita descendidos, que llevaban 27 y 23 años sin bajar a la B, todo se resolvió en la última jornada. El Lobo necesitaba una victoria en Villa Crespo y que los tricolores le amargaran la tarde a Platense. Se jugó el soleado domingo 26 de agosto y no hubo sorpresas. Las radios llevaban y traían noticias a las dos canchas.
El 6 de agosto se jugó la última fecha. A los 20 minutos, Atlanta ya le ganaba 2-0 al Lobo, que jugaba su peor partido. Los goles Bohemios permitieron el temprano festejo de los doce mil hinchas de Platense en San Martín. El gol del entrerriano Pesoa puso el 1-0 para el Calamar y todo se resolvió con el segundo tanto, una pequeña obra maestra del Mono Petti, desparramando a sus rivales y entrando con pelota y todo al arco funebrero. Final con alocado festejo del Marrón, un hincha asesinado por un custodio del presidente de Chacarita en una calle adyacente y el único triunfo de Atlanta en el año, condenando a Gimnasia al descenso.
El mejor final para el que parecía ser el peor equipo. Fue un sufrimiento enorme para los que participaron en aquel cuadrangular. Nunca volvió a repetirse. El fútbol argentino siempre se reinventó y acentuó los errores y horrores organizativos. Platense se mantuvo 20 años más en la Primera A y al haber enviado a seis equipos al descenso en tres años, su hinchada empezó con la canción del “fantasma del descenso” que duró dos décadas más. Gimnasia regresó recién en 1985 venciendo al caído Racing, Chacarita se fue a Primera C al año siguiente y los Bohemios de Atlanta retornaron para 1984, pero ese año jugaron por última vez en la A.
Hoy, ninguno se siente cómodo en donde está. El Lobo peleará hasta el final para quedarse en la A, los otros tres lucharán por regresar de una vez por todas. Entre los tres suman 289 años en Primera, distribuidos en Gimnasia (95), Platense (72), Atlanta (63) y Chacarita (60).
Nota: 442 Perfil.com
Foto: ldt-1979-platense