Pasó solamente una vez en el fútbol de Primera División. Y todos tenemos la sensación de que no va a volver a ocurrir. El campeonato de 1938 tuvo el mejor promedio de goles por partido (4,90) en la nuestra historia. Los torneos de 1937 (4,20) y de 1939 (4,15) estuvieron cerca, pero no lo alcanzaron. Fue un verdadero festival de goles, al punto que el campeón Independiente, metió 115 tantos en 32 partidos y hubo dos equipos más que superaron el centenar. Fueron River (105) y Racing (102). En goles en contra también rompieron registros Talleres (103), Tigre (102) y Platense (100).
En ese campeonato hubo apenas cuatro partidos que terminaron igualados sin goles: Atlanta-Racing, Boca-Gimnasia, Talleres-Vélez y Tigre-Independiente. Se dio el caso, incluso, de que uno de los dos descendidos a Primera B, Almagro que finalizó en el penúltimo lugar arriba de Talleres, conquistara 63 goles en 32 partidos, prácticamente un promedio de 2 goles por encuentro.
Sin embargo, la noticia fue Racing y su potencia ofensiva. Con un detalle increíble: hizo 8 goles en tres partidos consecutivos. O sea que conquistó 24 goles en tres encuentros, a saber: el 2 de octubre aplastó en Avellaneda a Platense por 8-2 (tres goles de Evaristo Barrera, dos de Enrique Chueco García, dos de Juan Devizia y uno de Francisco Fandiño). En la semana siguiente viajó a La Plata y consiguió la hazaña de meterle un 8-2 a Estudiantes en la vieja cancha de avenida 1 y calle 57: los tantos fueron obra de Vicente Zito (3), Evaristo Barrera (2), Enrique García (2) y Héctor Narvarte.
Si ya era una locura conquistar 16 goles en dos partidos seguidos, el registro rompería todas las marcas cuando el 26 de octubre Racing triture a Lanús con un 8-1 fantástico: goles de Barrera (5), Enrique García (2) y Juan Devizia. Después de esta demostración de altísimo poder ofensivo, Racing frenó su marcha: tres derrotas consecutivas ante Tigre, Independiente y San Lorenzo, lo alejaron de la lucha por el título.
El rosarino pero criado en Cruz del Eje, Evaristo Barrera, es el máximo goleador de la Academia en el Profesionalismo. En aquel lejano 1938, hizo 10 de sus 25 goles en el torneo en aquellos tres partidos fenomenales. Lo curioso, es que los 25 tantos que señaló los hizo jugando apenas 16 partidos, la mitad del campeonato. Barrera se fue para jugar en Lazio durante 1939 y se bancó toda la Segunda Guerra Mundial haciendo lo que mejor sabía, goles. Fue hombre del Nápoli, Novara, Ascoli, Gozzano, Cremonese y se retiró en el humilde Mortara, Se quedó a vivir en Italia y falleció en Novara, a los 71 años en 1982.