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El repaso de la historia del flamante campeón de la Primera D.
Nombrado en muchos tangos, aquel pueblo de Valentín Alsina que brotó junto al Riachuelo en la orilla sur y hoy es una ciudad con casi 50 mil habitantes, era famoso porque en los inicios del Siglo XX existían los prostíbulos, algunos conventillos y las milongas donde los jóvenes y algunos maduritos empecinados seguían fatigando la pista con los pasos tangueros. Zona difícil, con gente trabajadora y noctámbula al mismo tiempo, se hizo una fama complicada, peligrosa.
Allí nació en 1928 el club Juventud Obrera de Victoriano Arenas, que al poco tiempo se convirtió en Club Atlético Victoriano Arenas. La fecha elegida fue el caluroso 2 de enero, cuando los muchachos que querían unirse para jugar al fútbol sacaron el nombre de un cartel que anunciaba la venta de terrenos en la zona de Villa Castellino. Parece que el tal Victoriano Arenas era el dueño de los terrenos donde se loteaba. Los guapitos empezaron a trascender en los partidos barriales, pero todavía estaban lejos de tener cancha y sede propias.
La intolerancia con los fallos arbitrales, la pelea por la pelea misma, la ofensa respondida de la misma manera, eran un clásico en el fútbol amateur suburbano. Los numerosos terrenos sin habitar eran un espacio inmejorable para prolongar partidos y peleas hasta la noche. Sin embargo, en Valentín Alsina mandaba Sportivo Alsina.
Era el cuadro del barrio. Fundado como El Aeroplano una semana después de que el caudillo radical Hipólito Yrigoyen asumiera como primer presidente electo democráticamente en nuestro país, los pibes del barrio, tan futboleros como en el resto de las ciudades, armaron su pequeño club, le pusieron camiseta roja y verde a rayas verticales y empezaron a pensar en grande. El Aeroplano era un tango que el compositor Pedro Datta había compuesto meses antes y se había popularizado.
Sonaba extraño como nombre de un equipo de fútbol, pero se mantuvo hasta 1922. Allí el pequeño club pasó a llamarse Sportivo Alsina. Ya tenía cancha en terrenos que le había cedido una empresa radicada en la zona y comenzó su crecimiento. Llegó a la segunda división en los años veinte y para 1933/34 se dio el gusto de jugar en la primera del amateurismo. Creada la AFA, siguió participando hasta 1946, cuando decidió dejar el fútbol profesional.
Visitar Valentín Alsina por esos años con un equipo rival era complicado y riesgoso. Son varios los casos de incidentes graves: Sportivo Alsina jugó en la vieja Primera B y logró algunos triunfos resonantes, como ganarle 3-2 a All Boys en Floresta (1938) y sorprender al imponerse sobre Vélez Sarsfield como visitante en 1942 (2-0) además de derrotar a Nueva Chicago y a Temperley como local. Los incidentes, los cuchillos de los últimos guapos que quedaban por la zona, provocaron más problemas, el club fue sancionado y descendió de la Primera B. No se pudo recuperar y abandonó oficialmente para 1946. La cancha de Coronel Molinedo al 3100 no se usó más. Todavía quedan algunos vestigios, 70 años después, de lo que fue un estadio.
La zona se quedó sin representante, más allá de que Sportivo Alsina sigue existiendo, con su sede social y sus gimnasios, dándole espacio a casi un millar de socios. Muy cerca de allí nació Roberto Sánchez, el popular Sandro, cuyo monumento se ubica a pocos metros de la sede. En esas calles también crecieron Miguel Ángel Russo, Diego Valeri, el campeón mundial Horacio Accavallo y la cantante Marcela Morelo.
En realidad, casi todos ellos se encariñaron con Victoriano Arenas, el equipo que tomó la posta dejada por Sportivo Alsina. Porque Arenas edificó su sede en 1942 y en 1960 consiguió los terrenos linderos con el Riachuelo, en el cruce de Humaitá y Entre Ríos, que le permitió gestionar su ingreso al fútbol más chiquito de la AFA: la Primera D.
La afiliación llegó para 1963: Victoriano Arenas estrenó su participación perdiendo 1-0 con Ferro Carril Midland el 4 de mayo, pero enseguida se recuperó al golear 5-1 a General Lamadrid en Villa Devoto. En el debut oficial, finalizó ocupando el séptimo puesto, a dos puntos del líder de la zona A, Estudiantes de Buenos Aires, que luego fue derrotado en la final por Luján.
Diez años después llegó segundo detrás de Villa San Carlos y en 1974 se dio el gran gusto: ganó el ascenso a Primera C, tras quedar subcampeón de Barracas Central en la rueda final. El veterano Amancio Cid, figura de Arsenal de Sarandí años atrás, fue el gran caudillo de aquel equipo que entrenaba Alberto Fernández y donde también se lucía el arquero Rey.
Vestido siempre con su camiseta celeste y blanca a rayas verticales, Victoriano Arenas se dio algunos lujos en su corto paso por Primera C entre 1975 y 1977. Último (no hubo descensos) en su primera experiencia el 7-1 como visitante a Deportivo Riestra suena extraño. Sin embargo, en 1976 bordeó la hazaña, cuando se clasificó quinto en la zona B y ganó el derecho a jugar la ronda final por el ascenso a Primera B. Allí los guapos del barrio disfrutaron el empate contra Deportivo Español y las victorias sobre Liniers y Barracas Central. En 1977, descendió al ocupar el penúltimo lugar. Ese año ya brillaba en Independiente un chico del club: Norberto Outes, de corto pero recordado paso por Victoriano, enseguida compadre de Ricardo Bochini en el rojo.
Volvió a la D, casi que no peleó por el ascenso, fue desafiliado al quedar último para 1988/89, regresando a lo grande: ganaron el torneo de 1990. Primeros en su zona, en la final aplastaron a Puerto Italiano de Campana (hoy Puerto Nuevo) por 5-1. Fue el 8 de septiembre de 1990 en la cancha de Arsenal y el árbitro de aquella tarde fue un tal Horacio Elizondo. Con tres goles de Santín, más un penal que convirtió Parra y el último tanto de Madeira, dieron la vuelta olímpica.
Nuevamente fueron dos temporadas en la Primera C con un par de partidos para guardarlos en la historia de Victoriano: 3-1 a Tristán Suárez, 2-1 a Argentino de Quilmes, 2-0 a San Telmo en la Isla Maciel y poco más. Luego, la oscuridad salvo el pase a la final en 2003 y la derrota contra Sacachispas. La luz apareció en esta temporada, con la enorme campaña que se coronó con el ascenso. El barrio está de fiesta, Valentín Alsina puede tranquilizarse en su tumba, porque el sucesor de aquel El Aeroplano subió la apuesta de los guapos tangueros de la zona. Ahora con Sandro y con el Puente Alsina estampados entre el celeste y el blanco, quiere seguir subiendo.
Las dos últimas temporadas las hizo con esfuerzo y logró mantener la categoría. Hoy sigue en Primera C, saboreando dos éxitos deportivos recientes como derrotar a El Porvenir en Gerli y a Laferrere en el reducto verde del Oeste, o arruinarle el ascenso a Sportivo Dock Sud con una sorpresiva victoria por 2-0 en la histórica cancha del doque.
Nota: TyC Sports.com