Suele pasar. En las discusiones futboleras argentinas, en el asombro que provocan situaciones insólitas, una desorganización increíble y el cambio permanente de las reglas, quienes debaten se ponen de acuerdo en una frase lapidaria: “Esto antes no pasaba…” . Nada más equivocado, todo lo que hoy tiene de negativo el fútbol argentino es un espejo de momentos que ocurrieron en las décadas anteriores. O hace cien años.
En pocos días se cumplirá un siglo de la final que consagró a Boca campeón del torneo de 1923, que organizaba la Asociación Argentina de Fútbol. Los Xeneizes debieron jugar cuatro partidos de desempate por el título contra Huracán, porque ambos habían igualado el primer lugar con 51 puntos, con una larga ventaja sobre el tercero, Sportivo Barracas, que acumuló 38. Boca y el Globo fueron los dueños de los campeonatos en el período durante el cual el fútbol porteño se dividió en dos asociaciones: la Argentina -la liga original- y su escisión, la Asociación Amateurs, adonde fue a jugar la gran mayoría de los clubes importantes.
La división arrancó a mediados de 1919 y finalizó en diciembre de 1926, cuando el presidente de la Nación, el radical Marcelo Torcuato de Alvear, convocó a los dos grupos y les exigió que terminaran con la división. Desde 1927 y hasta 1930 inclusive, se desarrollaron los últimos cuatro años en un solo torneo, siempre con 30 clubes o más. Por entonces, eran numerosos los futbolistas que ya cobraban sueldos desde hacía una década.
En ese contexto, Boca se quedó con los torneos de 1919, 1920, 1923 y 1924, Huracán festejó en 1921, 1922, 1925 y 1926, aunque la AAF le otorgó a Boca el título de “campeón moral” por haber realizado la primera gira de un equipo argentino en el continente europeo, pese a que viajó reforzado por jugadores de otros clubes, entre ellos el goleador Manuel Seoane, figura de Independiente, que fue el máximo artillero de ese exitoso ciclo.
Volvamos al torneo. Eran 40 fechas, con 21 equipos en partidos de ida y vuelta. En medio del campeonato, Estudiantes de La Plata -el otro cuadro fuerte de la AAF- resolvió irse a jugar en la más competitiva Asociación Amateurs y al poco tiempo lo siguió Sportivo Palermo. En aquel torneo participaban equipos humildes como Boca Alumni, Urquiza, Progresista de Gerli, Argentino de Banfield, el Club Palermo y hasta una escisión de Platense, que con el mismo nombre del equipo de Saavedra, que jugaba en la Asociación Amateurs, también lo hacía en la Asociación Argentina.
Las diferencias fueron muy grandes. El detalle es que la Asociación decidió dar por finalizado el torneo cuando Boca había jugado 30 partidos y Huracán 29, pero Sportivo Barracas apenas 26. Se anularon los descensos (¿les suena?) y también la disputa de las últimas fechas, llegándose al desorden extremo de que, por ejemplo, El Porvenir había jugado 33 veces, Palermo 25, Temperley 30 o Argentino de Quilmes 26. Se borró el último tramo del torneo de un plumazo y se decidió jugar una final de dos partidos, sin diferencia de goles.
El irregular campeonato había terminado el 30 de diciembre de 1923. Las finales entre Boca y Huracán arrancaron el 16 de marzo en Sportivo Barracas. El primer partido fue áspero y Boca logró anotar al inicio del segundo tiempo, con un bombazo de Domingo Tarasconi, al clavar un tiro libre. A los 18′ aumentó Dante Pertini y hubo muchas infracciones, al punto que el zaguero Juan Félix Pratto, de Huracán, fue obligado por su capitán a dejar el campo, mientras pegaba más de la cuenta. Al final, el tercero lo hizo Antonio Cerrotti. Final con 3-0 boquense.
La revancha llegó el 30 de marzo, también en la desaparecida cancha barraqueña, pero con un resultado inverso. El Globo ganó 2-0 y definió en el primer tiempo gracias a los tantos de Adán Loizo y de Cesáreo Onzari. Se hacía necesario un tercer partido por el título. El 6 de abril en GEBA se jugó el definitivo, que incluyó un 0-0 al término de los 90 minutos, un penal errado por Tarasconi y un tiempo suplementario de media hora, pero que alcanzó a jugar 23 de esos 30 minutos, porque ya no había luz. La iluminación eléctrica, por entonces, no existía. El cuarto partido por el título se programó para el 27 de abril, en Sportivo Barracas.
Atentos quienes dicen “antes, esto no pasaba…”. Antes de la cuarta final, arrancó la temporada de 1924. El 13 de abril se jugó la primera fecha, en la que Boca goleó al modesto Boca Alumni (rival barrial) por 5-0 y el Globo superó a Progresista de Gerli por 3-1. El 20 de abril, los xeneizes vencieron 6-1 a Nueva Chicago en tanto Huracán le ganó 3-0 a Argentino de Quilmes. El 27 de abril, ambos equipos jugaron, pero la cuarta final por el título de 1923.
Una multitud acompañó el choque que ganó Boca por 2-0 gracias a Alfredo Garasini, que hizo los dos tantos en el segundo tiempo y consiguió un nuevo título. Esa misma tarde, mientras los boquenses festejaban y los huracanenses se mordían los labios, se jugaron diez partidos correspondientes a la tercera fecha de 1924. Ese campeonato del 24 -hace un siglo- lo ganaría nuevamente Boca, con cinco puntos de ventaja sobre Temperley, la revelación de esa temporada. Huracán llegaría séptimo, detrás de Sportivo Dock Sud, All Boys, El Porvenir y Sportivo Barracas. Boca se aprestaría a iniciar la famosa gira de 1925.
Cuatro finales, un campeón que lo logró una vez iniciado el nuevo torneo, equipos que cambian de categoría, anulación de los descensos, abrumadora cantidad de clubes, incidentes, acusaciones, sospechas. Pasó hace un siglo. La Biblia y el Calefón.