Saavedra y La Paternal no son barriadas vecinas. En el medio están Villa Urquiza, Villa Ortúzar, Chacarita y Villa Crespo. Sin embargo, entre 1980 y aquel gol de Quinteros hubo una rivalidad que se transformó en clásico barrial, bien porteño, dada la ausencia de los rivales naturales de ambos clubes. Con Atlanta, All Boys, Chacarita y Tigre en el ascenso, se mostraron los dientes y arrancó una pelea que todavía hoy sigue, pese a la marcada diferencia de títulos entre uno y otro.
Porque antes de 1980 no hubo nada. Ni asomo de “clásico”. Simplemente eran rivales que se visitaban una vez al año y nada más. Y encima, con una historia más pequeña que la que tenían con otros rivales parecidos. Platense llegó a la A en 1913 y Argentinos lo hizo en 1922. En la grieta de dos asociaciones, Platense jugó en la Amateurs y el Bicho en la Argentina. Por eso no jugaron hasta la fusión definitiva, que ocurrió en 1927. En el amateurismo fueron apenas tres partidos, con dos victorias del Marrón y un empate.
Ambos fueron fundadores del profesionalismo en 1931 y cuando el cuadro de Paternal descendió en 1937, dejaron de enfrentarse. Mientras Argentinos estuvo 18 años en la vieja Primera B, Platense se quedó jugando los domingos. Para colmo, en 1956 regresó el Bicho a la A y los Calamares retrocedieron por primera vez. Pasaron otros nueve años sin enfrentamientos. O sea que entre 1938 y 1964 no jugaron nunca. Tampoco lo harían entre 1972 y 1977, tras el segundo retroceso de Platense.
El nacimiento de este clásico ocurrió en la última fecha del Nacional de 1980. Argentinos Juniors llegaba clasificado para los cuartos de final, donde llegarían los dos mejores de cada una de las cuatro zonas. Platense iba segundo, con dos puntos de ventaja sobre River. El Millonario debía vencer a Cipolletti (le ganó 4-2) y esperar la caída Calamar en La Paternal. El partido lo ganó el Bicho por 2-1 y fue la última vez que Diego Maradona se puso la camiseta roja y blanca. River pasó por mejor diferencia de gol.
La multitud que llevó Platense no soportó la caída –se sospechó de un dinero que recibirían desde River los jugadores locales por ganar el partido- y hubo incidentes al por mayor. En ese momento quedó la espina clavada y al año siguiente ocurrió lo inverso, con sospechas de dinero para futbolistas de Platense pero provenientes de San Lorenzo, que peleaba para no descender con Argentinos, algo que el cuadro de Paternal pudo evitar en la última fecha.
En el período 1931-1980 apenas hubo tres goleadas: Platense ganó 5-1 en 1971 siendo local en San Martín, con cuatro goles de Roberto Cabral, que luego triunfó en Rosario Central y el fútbol europeo. Cabral es el máximo goleador de este choque, con seis conquistas, una más que Diego Maradona. El delantero Calamar hizo un gol en Paternal y otro en Vicente López, porque regresó a Platense para 1982/83.
Argentinos respondió con un 5-1 durante el Metro de 1979, con dos goles de Diego Maradona (uno de tiro libre) y el partido se jugó en Caballito. Antes y por la Copa Argentina, Platense había demolido a su rival por 5-1 en Villa Crespo. Ocurrió en marzo de 1970 y los goles los hicieron varios próceres Calamares como Carlos Bulla (2), Néstor Subiat (2) y Gualberto Mugione.
El período mencionado antes de que el periodismo lo catalogara de clásico es favorable a Platense, que sumó 15 victorias contra 10 de Argentinos y 14 empates. Lo sorprendente es que también el ciclo entre 1981 y 1999 también es favorable al Calamar, que reunió 12 triunfos, con 10 éxitos del Bicho y 16 empates. Los números favorecen a Platense en todos los casos, porque tiene ventaja como local 13-9 y también como visitante 14-11, lo que le representa la diferencia de siete partidos que mantiene en el historial de campeonatos de Primera.
Son 77 choques, con 27 victorias de Platense, 30 empates y 20 de Argentinos Juniors. En las copas nacionales jugaron tres veces con un triunfo para cada uno y un empate. Una situación inédita será que Platense visitará por primera vez el estadio Diego Maradona, inaugurado en 2004. Lo curioso es que para el documental que celebró la inauguración de la nueva cancha, las imágenes en blanco y negro que traían una tribuna visitante rebosante de público ilustrando el pasado de la cancha de Argentinos, correspondían a la multitud que acompañó a Platense en aquella tarde de noviembre de 1980, cuando el Bicho ganó 2-1, Maradona se despidió de su gente para irse a la Selección y a Boca y Platense se quedó sin su clasificación. Otros tiempos.