Tener paciencia. De eso se trata. Esperar el momento justo, organizarse, buscar los mejores hombres que se puedan traer, un cuerpo técnico que los contenga, los ordene, los forme y les entregue conceptos y movimientos para saberse casi invencibles. En cualquier cancha. Así deberá ser el grupo que luche para conseguir el objetivo final.
Ya lo dijo el gran Marcelo Bielsa: la trayectoria de un futbolista y de un entrenador está repleta de derrotas. Ahí es cuando una persona aprende más y mejor. Cuando se les desvanecen las ilusiones desmedidas, la soberbia, el exitismo, la insolidaridad. Es cuando hay que hacerse fuerte y levantarse. Mejorar, creer en lo suyo y buscar la victoria.
Hoy resulta muy fácil, con la vuelta de la Copa Libertadores en poco tiempo, pedirles de nuevo a Boca o a River que se queden con el título. Como si fuera tan fácil. Son los clubes más populares, son los que más veces han participado en el mejor torneo de América, pero nada es tan sencillo. Ni por asomo. De hecho, ni uno ni otro ha podido siquiera alcanzar a Independiente, el vigente Rey de Copas, aunque lleve 36 años sin ganarla.
En el campeonato local, la cuota de sufrimiento de los más poderosos ha sido grande en distintos momentos. River estuvo 18 años sin ganarlo entre 1958 y 1975 (mañana se cumplirá otro aniversario del título obtenido en el Metropolitano de 1975. Tuvieron que juntarse Fillol, Perfumo, Passarella, Jota Jota López, Mostaza Merlo, el Beto Alonso, Pedro González, el Puma Morete y Pinino Más para ganarlo.
Boca sufrió sequía absoluta entre 1944 y 1953, una década. Desde allí hasta 1962 no ganó nada y más cerca en el tiempo estuvo sin vuelta olímpica entre 1981 y 1992. Racing soportó dos rachas extensas: desde 1925 hasta 1949 (25 torneos) y desde 1966 hasta 2001 (35 años), con el largo calvario de San Lorenzo entre 1974 y 1995 (21 años) y la actual sequía de Independiente, que festejó por última vez su campeonato en 2002, hace 18 temporadas.
Por esa razón, nadie es tan poderoso para ganar un título (local o internacional) porque tenga el poderío económico o el mejor plantel. En caso de dudas, pueden preguntar por los que representaron al Real Madrid en la última Champions o en Turín, con los muchachos de la Juventus, afuera ambos de las series finales.
Humildad, trabajo, confianza en las propias fuerzas, estudio de los rivales, cuidarse de la pandemia aunque parezca un tema menor para algunos jóvenes, todo influye. Todo suma o todo resta. Será el momento de intentar estirar el sueño de una nueva Copa hasta el final. Los recursos están, la enorme audiencia televisiva también. Que se ponga en marcha, si el coronavirus lo permite, igualando chances y dándonos un marco absolutamente distinto a todas las Copas anteriores.