El 18 de diciembre de 1971, sábado por la noche, Independiente y San Lorenzo jugaron la primera semifinal del torneo Nacional. Al día siguiente y en la misma cancha, el Monumental de River, Rosario Central eliminaría a Newell’s por 1-0, con aquella famosa palomita de Aldo Pedro Poy, inmortalizada por el cuento del Negro Fontanarrosa.
En cambio, el partido entre cuervos y diablos rojos terminó igualado en dos goles. Independiente vencía cómodo 2-0 gracias a Semenewicz y al chaqueño Maglioni, pero descontó el Ratón Ayala y sobre la hora un tremendo cabezazo del Lobo Fischer estableció el empate final. Hubo que disputar 30 minutos de tiempo suplementario pero el resultado quedó firme. Y llegó el momento de los penales, por primera vez en la historia del fútbol argentino en partidos de Primera A.
Arrancó el Pato Pastoriza convirtiendo y siguieron Héctor Scotta, Garisto, García Ameijenda, Mírcoli, Rubén Ayala, Semenewicz, Cacho Heredia, Pavoni y Fischer. Lo increíble es que todos concretaron su penal y quedaron 5-5, mano a mano. Y eso que los arqueros eran nada menos que Miguel Santoro y Agustín Irusta…
Empezó la ronda de un penal por equipo y así fue el recorrido: Raimondo estrelló su disparo en el poste, concretó Doria, lo hizo Pancho Sá y finalmente convirtió Enrique Salvador Chazarreta. O sea que fueron 13 ejecuciones, 12 conversiones, 1 penal desviado, ninguno atajado y San Lorenzo clasificado para la final que finalmente perdería con Central en el Parque Independencia.
Los antecedentes en definiciones por penales en nuestro fútbol de AFA hay que encontrarlos en el octogonal por el segundo ascenso a Primera A de 1966. En aquel minitorneo que ganó Deportivo Español, hubo dos definiciones por penales: Temperley eliminó a Deportivo Morón en la vieja cancha de Platense y Almagro hizo lo mismo con Tigre, tras empatar 2-2 en los penales. Finalmente se apeló a la moneda, que favoreció al tricolor de Villa Raffo.