El 20 de julio de 1913, el Calamar recibió al equipo boquense en su primitiva cancha de Blandengues (hoy Avenida del Libertadores) y Manuela Pedraza. Con dos goles de Fernando Roldán (el segundo de penal) los futuros “Millonarios” vencieron por 2-0. En la revancha repitieron el triunfo y recién en 1916, Platense lograría imponerse. El Calamar derrotaría en dos ocasiones a River ese año, que coincidió con el subcampeonato logrado escoltando al Racing Club, recién bautizado La Academia por la categoría de su juego.
Platense venció 1-0 por la Copa de Honor en la cancha de River ubicada en Dársena Sud (gol de Lázaro Amores) y repitió el marcador siendo local, otra vez gracias al oportunismo de Amores, un puntero izquierdo que jugó dos temporadas y emigró a Boca Juniors.
La lucha fue desigual desde el inicio, dada la calidad de los planteles de River y la mala suerte que acompañó a Platense en varios partidos. En el ciclo del amateurismo (1913-30), River le ganó los once partidos al Marrón en condición de local entre la Dársena Sud y la coqueta cancha de Alvear y Tagle, ubicada entre Palermo y Recoleta. Siendo local desde 1917 en Manuela Pedraza y Crámer, Platense acumuló dos triunfos más, el primero en 1921 por 2-0 (goles de Antonio Duarte y Manuel Pardal) y repitió el mismo resultado en 1925, con otro tanto del famoso centrodelantero Duarte y del puntero derecho Jorge León. Fue Duarte el gran goleador Calamar del amateurismo: 156 partidos entre liga y copas, 64 goles que lo ubican bien arriba entre los máximos artilleros, en su ciclo entre 1920 y 1929.
El profesionalismo llegó en 1931. Ese año, Boca fue campeón, River fue cuarto y tuvo la defensa menos vencida con 40 tantos recibidos en las 34 fechas. Platense fue decimotercero pero tuvo el alto mérito de ganarle los dos partidos a River: fue 2-1 en Manuela Pedraza y Crámer (goles del debutante Tomás Beristain y de Nicolás Ferrara) y causó sensación al meterle un tremendo 5-2 al cuadro rival en la cancha de Alvear y Tagle. Esa tarde brilló Luis “Huesito” Sánchez, quien hizo tres de los cinco goles “Calamares”, además de Nicolás Ferrara y Ubaldo Landolfi. Sánchez haría 20 de los 53 goles de Platense y finalizaría quinto entre los top scorers.
Aquel 1931 quedó muy lejos en el tiempo y tuvo que llegar el campeonato de la temporada 1988/89, en la que Platense repitió la historia de ganarle los dos partidos del mismo certamen a los “Millonarios”: fue 2-1 en Vélez (debut de César Menotti como DT de River) con tantos de Marcelo Espina y Ariel Boldrini. La victoria volvió a ser del “Marrón” en la revancha, tras ganar 1-0 en el Monumental en enero de 1989, gracias a un penal que convirtió Adrián De Vicente. Entre 1987 y 1989, Platense encadenó tres éxitos seguidos en campo de River, recordándose el 3-2 con la “tricota” de Miguel Angel Gambier y el festejo en el final por el gol de Gustavo Jones en 1988 para el 1-0.
Luego se produjo una interminable cadena de victorias de River –muchas de ellas por un único gol de diferencia- y muy contados triunfos del Marrón. Especialmente recordados son aquel doblete entre agosto de 1935 (2-0 en Palermo) y julio de 1936 (2-0 en campo propio). De local, Platense mostró su jerarquía cuando venció 4-3 en 1950 (Báez, Geronis y dos de Vernazza), el 4-1 de 1952 (Alfredo López x 2, Sayago y Menéndez) y el 2-1 de 1955, que no modificó el descenso por primera vez y tampoco evitó que River fuera el campeón ese año. Los dos goles del santiagueño Sayago (uno de penal) nos ilusionaron más de la cuenta.
Platense regresó a Primera en 1965, cancha reformada en Núñez/Saavedra y vuelta al choque del barrio. Como escribió Alfredo Serra en su delicioso texto “Amarcord” en “Historias y Relatos de un Siglo Calamar” en esa zona “el alto de la vía era Platense (gloriosa y amada ciudadela de Manuela Pedraza y Crámer) y el bajo, River, los leprosos pese a sus millones, de La Máquina, de la Herradura Monumental. Tirios y troyanos, motescos y capuletos, romanos y cartagineses, aunque la banda roja acumulara campeonatos y nosotros, los Calamares, aún esperábamos al Mesías”.
Recién en 1978 habría un triunfo de Platense en condición de local. Fue en Villa Crespo, un año antes de la inauguración de Vicente López, 1-0 con gol del zaguero Miguel Arturo Juárez. Tres años más tarde, en 1980, Eduardo Oviedo batió al Pato Fillol y provocó un nuevo festejo en la misma cancha, el hogar provisorio que tuvo Platense en sus excursiones fuera de su casa.
En el largo ciclo de permanencia en Primera A (1976-99) hubo tiempo para aquel 2-1 en Liniers de 1988, el 2-1 de 1993 en cancha de Ferro (goles de Pedro Uliambre y Raúl Cascini) y el único éxito en tierra propia: 9 de junio de 1996, doblete de Esteban Fuertes y descuento del mismísimo Marcelo Gallardo, de penal, para decorar el resultado.
Los números apabullan: 138 partidos oficiales por torneos de liga, con una gigantesca distancia. River acumula 87 victorias contra 21 de Platense y 30 empates. Siendo local, Platense ganó 13 partidos contra 38 éxitos del rival y 19 empates. La diferencia de 66 partidos es la mayor entre dos equipos de AFA, superando apenas por un partido a la que ostenta River con Estudiantes de La Plata.
Sin embargo, esta Copa es una Copa, justamente. Por distintos trofeos hubo ocho partidos y los números son bien diferentes: cuatro partidos en el amateurismo, dos victorias de River, un empate y un triunfo Calamar. Desde 1931 se midieron en la Copa Béccar Varela de 1933, con dos victorias de Platense. El 6 de enero por 2-1 (goles de Raúl Murúa y Antonio Campilongo) y el 3 de diciembre por 3-2, gracias a un doblete de Pascual Molina y un tanto de José Pérez. Los dos goles de River los hizo Bernabé Ferreyra, el gran artillero de esos años.
Finalmente, volvieron a encontrarse en la Copa Argentina de 2018, el 12 de septiembre en la cancha de Lanús, Platense regresando de la Primera B Metropolitana y River en su mejor momento. Tardó 70 minutos el cuadro de Gallardo en ponerse arriba, gracias a un penal que cobró el juez Penel y convirtió Scocco. Luego llegó otro penal y Pratto selló el resultado. La distancia se incrementa a 91-24 con 31 empates en el total global de 146 partidos oficiales.
Será el partido 147 de una larga rivalidad. De una disputa barrial que quedó en el recuerdo (entre 1938 y 1971) y de dos realidades muy diferentes. Pero un partido es un partido. Se despide el gran Daniel Vega después de su enorme trayectoria y sus goles irrepetibles. Y esto es fútbol. Nunca lo olvidemos.