El principal torneo de ascenso es la Primera B Nacional desde 1986, cuando la AFA decidió darle forma a un fútbol realmente más federal, sepultando los torneos metropolitanos y nacionales. Sin embargo, desde 1899 y hasta antes de la Copa del Mundo que ganó la Argentina en México, la Primera B -también llamada Segunda o Intermedia- fue la categoría principal.
En aquella Primera B hubo algunos milagros que merecen recordarse. Por ejemplo, hubo equipos que finalizaron últimos y al año siguiente, al no haber descendido porque se anularon los descensos o porque había promedios, hicieron una campaña memorable y salieron campeones o fueron escoltas.
Veamos el caso de Sportivo Dock Sud, que salió último en el campeonato de 1947 y al decidir la AFA la ampliación de participantes en la Primera B, mantuvo la categoría. El Doque ganó la zona A de 1948 y jugó la ronda por el ascenso. En aquella B de 1948, Quilmes marchaba raudamente al descenso hacia la desconocida Primera C, pero la suspensión del torneo le salvó la vida. Los cerveceros sumaban tres puntos y bajaban, pero el cambio de formato los benefició. En el siguiente torneo de 1949, Quilmes ganó de punta a punta, sumó 63 puntos en 40 fechas y regresó a Primera A desde donde se había ido en 1937.
También fue extraordinaria la epopeya de Argentino de Quilmes, el viejo y querido Mate, que finalizó último en el torneo más largo en la historia de la Primera B. Fue en 1965, con Colón (62) y Quilmes (59) ascendiendo a la A. Argentino hizo una campaña paupérrima: ganó un único partido sobre 44 fechas (2-1 a El Porvenir como visitante) y sumó nueve empates, con lo que finalizó con 11 puntos sobre 88 posibles. Le metieron 117 goles…
No hubo descensos por decisión de AFA, pero se determinó que en 1966 los dos peores cuadros bajaran a la Primera C. Argentino de Quilmes arrancó con un promedio malísimo, pero fue haciendo una campaña que empezó como una pequeña sorpresa y fue creciendo hasta depositarlo en el segundo puesto, con 53 puntos, escoltando al campeón Unión de Santa Fe. O sea que el Mate sumó 42 puntos más entre 1965 y 1966, recibiendo casi 79 goles menos. Subcampeón, no le alcanzó para volver a la A porque los clubes de mayor peso político en la AFA resolvieron un octogonal por el segundo lugar y ni siquiera lo dejaron participar.
El otro caso increíble lo protagonizaron juntos, Deportivo Español y Gimnasia y Esgrima La Plata. El Lobo había descendido en 1979 y no conseguía pelear para volver a la A. Español solamente había estado arriba en la temporada de 1967. Distintos problemas deportivos los depositaron en los dos últimos puestos en la Primera B de 1983. Aquel torneo provocó el ascenso de Atlanta y Chacarita, y el inicio de los promedios se llevó a la C a Villa Dálmine y a Central Córdoba de Rosario. Español cerró penúltimo con 32 puntos y el Lobo llegó a juntar 31, en su mayor papelón deportivo en tantos años.
El año de 1984 fue totalmente diferente. Deportivo Español armó una máquina de fútbol bien aceitada y conducido por los sabios entrenadores Oscar López y Oscar Cavallero, arrasó con el torneo: ganó 30 partidos de 42, sumó 67 puntos (35 más que en 1983) y regresó con todas las luces a Primera A.
Gimnasia finalizó quinto con 46, obtuvo la clasificación al octogonal por el segundo ascenso y lo ganó, tras eliminar a los durísimos Argentino de Rosario (1-1 y 2-1) y Defensores de Belgrano (2-2 y 1-0) para vencer en las dos finales al Racing Club ganándole con amplitud los dos partidos, que se resolvieron 3-1 en Avellaneda y 4-2 en el Bosque. Gimnasia regresó para 1985 a la Primera A.
De un año al otro, estos cinco equipos -el Doque, Quilmes, el Mate, Español y el Lobo- hicieron milagros deportivos. Salieron del fondo y se fueron para arriba. El fútbol, agradecido.