El martes 21 llegó a los 70 años de vida. Parece mentira. Nació en el invierno de San Miguel del Monte, a una centena de kilómetros del monstruo porteño. Se incorporó a las divisiones inferiores de Quilmes y vivió un tiempo en la pensión cervecera. El 1° de mayo de 1969 debutó en la primera, con 18 años. La chance llegó por la lesión del titular Oscar Cavallero. Fue en la Bombonera y Huracán le hizo seis goles (6-3 fue el resultado) con una actuación decepcionante suya. Esa tarde otro joven de su edad le hizo dos goles: Miguel Brindisi convirtió un penal y también metió un derechazo esquinado. Fue su único partido de la temporada 1969.
Para 1970 le tocó empezar custodiando el arquero de Quilmes en el riesgo viaje de Copa Argentina a la cancha de Instituto, en Alta Córdoba. Atajó todo en el empate sin goles, pero recibió un 4-1 en contra en el desquite. El 22 de marzo fue titular en la primera fecha del Metropolitano, cuando Quilmes recibió a Atlanta. Los bohemios presentaron a un centrodelantero flaco y rapidísimo, mendocino, de nombre Rubén Cano.
En 18 minutos de juego, el cuadro de Villa Crespo ganaba 3-0 con tres goles del desconocido Cano. Nueve minutos después, un golpe sacó de la cancha a Fillol, a quien reemplazó Jorge Traverso. El pibe de Monte se fue aplaudido, porque era el arquero que veían los hinchas ser figura siempre en los partidos de la reserva. El final fue 5-3.
O sea que el Pato Fillol recibió 15 goles en sus primeros cuatro partidos oficiales, dos del campeonato local y dos por la Copa Argentina. Encima, a fin de año descendería con Quilmes, cuyo plantel quedó diezmado por problemas económicos y jugaría todo 1971 en la vieja Primera B.
En aquella discreta campaña de Quilmes en la B de 1971, Fillol atajó 24 partidos seguidos hasta que la huelga de profesionales hizo que terminaran otros muchachos los encuentros finales. Tuvo de compañero a otro juvenil de 19 años, Ricardo Julio Villa, que venía desde Roque Pérez, otra ciudad del interior bonaerense. Y aunque no compartieron el mismo equipo, en las últimas tres fechas debutó otro pibe, Daniel Bertoni, que metió sus primeros tres goles oficiales.
Siete años más tarde, los tres serían campeones del mundo con la Selección de Argentina en la Copa del Mundo de 1978. Fillol se consagraría como una de las principales figuras del torneo y Bertoni haría el último gol en la final contra los muy respetados holandeses. Cosas que el aficionado futbolero no olvida por la calidad, entrega y las jugadas decisivas de aquel mundial.
Durante esos siete años, el Pato pasó a Racing en 1972, donde consiguió el subcampeonato en el Metropolitano y se mostró su enorme jerarquía. Fillol atajó seis penales en aquel torneo donde disputó 27 de los 34 partidos. Jugó completo el torneo Nacional y compartió arco con Rubén Guibaudo durante el Metro de 1973. A mitad de temporada se incorporó a River Plate, donde brillaba José Alberto Perico Pérez, el arquero de aquel tiempo millonario.
Fillol fue creciendo y ocupando su espacio. Incluso, el Pato debutó en la Copa del Mundo jugada en Alemania Federal, al actuar en el último partido de Argentina que se selló con un empate en un gol contra Alemania Oriental. Debutó sin haber actuado antes en el equipo albiceleste.
El año de 1975 es el año de su consagración en River. Fue el arquero que produjo atajadas espectaculares, apoyado en sus reflejos, la capacidad felina de saltar para interceptar la pelota que no se veía desde hacía mucho tiempo y una ubicación envidiable. River fue bicampeón y todavía se recuerda aquel vuelo irrepetible conteniendo dos remates seguidos de delanteros de Estudiantes, uno en cada palo. Impresionante.
Sin embargo, su puesto en la selección lo ocupaba Hugo Gatti, que pasaría a Boca en 1976 y gozaba de la confianza plena de César Menotti. Fillol tuvo que esperar su momento, que quizá se aceleró por la lesión que sufrió Gatti y por sus memorables actuaciones. Finalmente, se integró al equipo nacional y fue pieza clave en la Copa del Mundo ganada en 1978.
Siguió atajando para River –ganó los dos torneos de 1975 y 1979, el Metro de 1977 y el de 1980 y el Nacional de 1981– en una campaña brillante. Jugó también el mundial de 1982 con sinsabores por la defección del equipo, Su negativa a renovar contrato y su molestia con la dirigencia de River de esos años lo alejó del club.
Pasó por Argentinos Juniors en 1983, jugó para Flamengo de Río de Janeiro y Atlético de Madrid, volvió a Racing (1987/89) durante tres temporadas y jugó sus últimos años en Vélez Sarsfield, donde se retiró ocupando el arco del Monumental, el 22 de diciembre de 1990. Esa tarde tuvo una actuación excepcional que fue premiada con el triunfo de Vélez (2-1) y una ovación gigantesca de los hinchas de River, pese a perder el título ante Newell’s Old Boys.
En el medio había quedado su frustración porque Carlos Bilardo no lo llevó al mundial de México y eligió a Nery Pumpido, cuando Fillol había sido uno de los grandes responsables de la clasificación para 1986.
Quedó en la historia como el mejor arquero de los últimos 40 años, por lo menos, con 58 partidos oficiales con la celeste y blanca en el pecho. En el podio de los más queridos y los más respetados, en la Argentina y en el mundo. Fillol pertenece a aquellas estrellas del fútbol que pasaron largamente la barrera del bien y del mal. Su calidad, su entrega, su integridad, están fuera de discusión. Integra, además, el selecto grupo de los mejores futbolistas de la historia argentina.