Todos sabemos que el fútbol argentino arrancó oficialmente en 1891, pero fue un torneo de cuatro equipos y no quedó en la historia salvo por ser el primero. Regresó en 1893 y allí sí, desde esa temporada, se continuó jugando bajo las rígidas normas de la Argentina Football Association League, con clubes británicos al principio y con la invasión de equipos surgidos como ronchas en cada barrio, pueblo o ciudad del país. Dentro del fútbol de la AFAA hubo dos resultados distintos a todos los demás.
Los clubes tenían que superar las exigencias de la AFAA para poder participar. Podían anotarse en segunda o tercera o cuarta categoría, dependiendo de la confianza o el voluntarismo que tuviesen. En 1907, Independiente se inscribe oficialmente y anota dos equipos, uno en segunda categoría y otro en tercera. La formación que debuta en la tercera, recibe a Atlanta el 28 de abril en Avellaneda. El resultado fue único e irrepetible: los futuros «bohemios» vencieron por 21-1, con goles de Antonio Piaggio (6), Américo Siriani, Atilio Barbetti y Manuel Rodríguez (4 cada uno), dos de Orradre y un gol de Humberto Noseda.
El resultado causó conmoción en el reducido pero creciente mundo futbolero y los hombres de Independiente nunca dejaron de señalar al juvenil arquero Costa, de 16 años, como el gran responsable de semejante resultado, algo que suena como totalmente exagerado. Ya con el arquero Castro como titular, el equipo sufrió otra caída abultadísima en la segunda fecha, al perder 14-0 contra San Isidro en la ciudad del norte bonaerense.
Atlanta ganaría la Zona A con 17 triunfos y una sola caída ante Racing, su escolta. El equipo auriazul superó en las semifinales a San Fernando y en la final para GEBA, para ganar el campeonato. Si bien no había un ascenso oficial, sus dirigentes anotaron al cuadro en segunda, donde hicieron una gran campaña en 1908, al punto de escoltar a River Plate a dos puntos. Los boquenses de River ascenderían a primera, tras vencer a Racing Club en la final.
El otro resultado insólito fue el que Estudiantes de Buenos Aires le propinó a Lomas Athletic Club, que ese año diría adiós al fútbol organizado: fue 18-0, por la Copa Competencia de 1909. Estudiantes avanzaría hasta cuartos de final, donde lo eliminaría Newell’s Old Boys, venciéndolo por 2-1. Lo increíble es que el futuro «pincha de Caseros» obtuvo un gol cada cinco minutos, matemáticamente hablando, jugando en su campo de juego de Palermo, ubicado en lo que hoy es Avenida del Libertador y la calle Oro.
El centrodelantero Maximiliano Susan hizo 12 de los 18 goles, con el detalle de que conquistó los últimos siete seguidos de la enorme goleada. Susan tenía 20 años en el momento de su hazaña y tres meses después de aquella tremenda actuación, debutaría en la selección de Argentina, cuando el equipo nacional empató en Montevideo contra su rival uruguayo, señalando un tanto. Susan hizo 8 goles en los 22 partidos que jugó para el país, actuando también como centromedio y como extremo, tanto derecho como izquierdo.
Semejante jugador, un adelantado en la polifuncionalidad, dejó el fútbol cuando se recibió de veterinario, a los 27 años en 1915 y siempre se mantuvo ligado al fútbol, aunque en 1941 abandonó el cargo en la comisión neutral de árbitros al observar prácticas de corrupción que nunca compartió. Susan falleció en 1965, pero quedó en la historia por los 12 goles en un mismo partido. Nadie lo hizo, ni antes ni después.