Hacía mucho calor aquella tarde del 6 de diciembre de 1931. En la cancha de Platense, en Manuela Pedraza y Crámer, jugaba el Calamar y Chacarita por el torneo de Primera, en el primer año del profesionalismo. El resultado no conseguía abrirse y promediaba el segundo tiempo, cuando Marcos Díaz, el buen delantero santiagueño de Chaca, encaró por el costado izquierdo y antes de que lo cruzara el defensor Juan Francisco Tellería, sacó un zurdazo que se metió junto al palo de Sebastián Gualco, el arquero de Platense.
La pelota entró pero terminó fuera del arco, porque la red estaba rota y no la pudo contener. Los compañeros de Marcos Díaz gritaron el gol, pero los defensores de Platense protestaron también. El juez Enrique Liñeyro, quien dudó en cobrarlo o sancionar el saque de arco si la pelota no hubiese entrado. Fue Tellería, quien asombró a todo el mundo diciéndole al sorprendido Liñeyro que efectivamente la pelota había entrado al arco y había salido después del gol.
Liñeyro otorgó el tanto y Chacarita ganó 1-0 a Platense como visitante. El sincero Juan Tellería jugó su último partido para el dueño de casa. Una carrera que había iniciado en 1926 y que terminó la tarde que quiso ser honesto y le contó al juez que había sido gol. Claro, era un gol de sus rivales. Tellería no jugó nunca más, después de disputar 35 partidos oficiales.