Al igual que Boca, el Rojo de Avellaneda llegó a la máxima categoría del fútbol argentino por invitación. La historia.
Ha sido motivo de burlas y chicanas en los últimos años la ampliación de conocimientos de buena parte de los hinchas argentinos de fútbol. ¿Por qué? Porque la gran difusión que ha tenido el período del amateurismo disputado entre 1893 y 1930 permitió conocer una gran cantidad de situaciones especiales durante los primeros años de nuestro deporte más popular.
Por esa razón, muchísimos futboleros se enteraron que el popular Boca Juniors no había ganado su ascenso en un campo de juego, sino que en realidad había llegado a la Primera A de 1913 porque formaba parte del grupo de clubes jóvenes que participaban del campeonato de la segunda categoría de 1912, llamado Intermedia. Nadie en su sano juicio podría suponer que un club fue fundado y pasó a jugar en Primera. Obvio que necesitó hacer su camino en el ascenso.
Pocos recuerdan que fue Estudiantes de La Plata quien ganó el campeonato de intermedia de 1911 y conquistó el ascenso a la Primera de la vieja Asociación Argentina de Football para 1912. Detrás suyo quedó Independiente a cuatro puntos, 31 contra 27. El título se definió en la última fecha, el 12 de noviembre, en Avellaneda. Con arbitraje de Ricardo Le Bas, referí rosarino que aceptó el desafío que no quiso tomar ningún juez porteño ni bonaerense, el cuadro de La Plata se impuso por 3-0, con un tanto de Oscar Hirschi y dos de Ricardo González Bonorino.
El campeonato tuvo escalonados en las posiciones finales también a Nacional de Floresta, Estudiantil Porteño, Boca, Argentino de Quilmes, Kimberley de Villa Urquiza, Comercio, Ferro Carril Oeste y Banfield, que debió descender. Sin embargo, arbitrajes muy flojos y las diferencias entre los dirigentes de varios equipos levantó sospechas porque algunos clubes tenían mucho más poder que otros.
La disolución de Alumni le quitó al fútbol porteño un enorme atractivo. El equipo creado por el profesor escocés Alexander Watson Hutton participó desde 1893 como escuela (la English High School) pero tras ganar el ascenso en 1899 y campeonar en Primera durante 1900, pasó a llamarse Alumni y fue el primer conjunto verdaderamente admirado de la época. Ganó otros nueve campeonatos, el último en 1911. Alumni no era un club y nunca tuvo cancha propia. Sin embargo, su popularidad fue indiscutible.
Sin Alumni –que resolvió no presentarse en las primeras tres fechas del torneo de 1912 y fue eliminado del campeonato por esa decisión- no se le permitió cubrir su vacante al subcampeón de 1911 en la segunda división, que fue Independiente. Se evitó la llegada del joven cuadro de Avellaneda y en cambio se mantuvo en primera al club que había descendido, Quilmes Athletic Club. El cuadro luego apodado cervecero pero con fuerte origen británico, había terminado último con 8 puntos en 1911, cuatro menos que Estudiantes de Buenos Aires, el penúltimo.
El manejo de los equipos “británicos” en la Asociación fue provocando roces cada vez más fuertes, pese a que ya tallaban fuerte varios clubes “argentinos” como River, Racing y Gimnasia de Buenos Aires, el famoso GEBA. Si el torneo de 1912 lo ganó Quilmes –reforzado por varios jugadores de Alumni que quería seguir interviniendo- fue porque apenas media docena de instituciones participaron de él: San Isidro (el CASI actual), Racing, River, Belgrano Athletic y Estudiantes de Buenos Aires. Los seis equipos provocarían para 1913, que la Asociación Argentina decidiera el ascenso de todos los clubes de la Intermedia, además del campeón Ferro. Entonces, llegaron como invitados sin haber ganado en la cancha su derecho deportivo el subcampeón Platense, el tercero Boca, el cuarto Estudiantil Porteño, el quinto Comercio, el sexto Olivos y el séptimo Riachuelo, además del campeón de tercera categoría, Banfield, que insólitamente subió dos categorías de golpe. Todo eso fue para aumentar la cantidad de cuadros en primera porque seis eran muy pocos…
Pero ¿por qué solamente seis equipos jugaron en torneo de Primera de 1912? Porque cuando ya habían comenzado los campeonatos, el 14 de junio varios dirigentes muy enojados con las autoridades de la Asociación Argentina resolvieron crear la Federación Argentina de Football (FAF), una nueva entidad que competiría con la Asociación. Los equipos que adhirieron fueron cuatro clubes de Primera (Belgrano Athletic, Porteño, GEBA y el recién llegado Estudiantes de La Plata), además de Independiente, Argentino de Quilmes, Kimberley y Atlanta.
Todos pasaron a formar parte del flamante campeonato de Primera de la nueva FAF, cuya primera fecha se jugó en parte el 14 de julio de 1912. Así llegaron a la máxima división tres clubes que nunca lo habían conseguido antes como Independiente, Kimberley y Atlanta, lo mismo que Argentino de Quilmes que estaba en segunda, pero ya había jugado en la A durante la primera década del Siglo XX. Se invitó además a la ignota Sociedad Sportiva Argentina, un equipo que participaría durante la primeras ocho fechas pero luego desertaría del torneo.
Independiente debutó con triunfo 3-0 sobre Kimberley con goles de Bartolomé LLoveras, Francisco Roldán y José Laguna. El Negro Laguna –salteño afincado de chico en Parque Patricios- sería un famoso futbolista que participó de la fundación de Huracán y que llegó a ser presidente del club, antes de jugar en Independiente en 1912. Luego seguiría en el Globo y llegaría a la Selección argentina.
Los rojos hicieron una enorme campaña y llegaron con Porteño en el primer lugar. Ganó Porteño primero y como su partido ante Argentino de Quilmes se jugó el 8 de diciembre y el otro cuadro le llevaba dos puntos, Independiente debía vencer al mate quilmeño para quedarse con el título, ya que si ganaba, superaba a Porteño por mejor diferencia de goles. Así ocurrió: Independiente aplastó a un débil Argentino por 5-0 y alcanzó a Porteño. Sin embargo, los rumores de que el Mate había presentado un equipo flojo con el objetivo de favorecerlo hizo que la dirigencia roja elevara una carta a la FAF pidiendo jugar un partido de desempate contra Porteño. Algo insólito, encomiable y difícil de repetir en épocas más cercanas. Un real gesto de honor deportivo.
Así ocurrió: el domingo 22 de diciembre se enfrentaron en la cancha de GEBA. Al toque Lloveras hizo el gol del Rojo y en el segundo tiempo empató el arquero Rithner, de penal. A falta de tres minutos, el propio Rithner traspuso la línea de su arco con la pelota en su poder, tras chocar en un centro con varios jugadores rojos. El juez Carlos Aertz no convalidó el gol, arreciaron las protestas y resolvió expulsar a Enrique Colla, Juan Idiarte y Ernesto Sande. El partido no prosiguió y los ocho hombres rojos que quedaban abandonaron el campo como protesta. Días más tarde, la FAF resolvió darle el partido por perdido a Independiente, con lo que Porteño se consagró campeón.
La FAF se mantuvo dos años más, en 1913 el campeón fue Estudiantes de La Plata y al año siguiente repitió Porteño. En esos dos años se incorporaron Hispano Argentino (que luego se llamó Columbian), Tigre (que ganó el ascenso por derecho propio en segunda división) y Floresta. Para 1915, la Federación Argentina de Football dejó de existir y los clubes se volvieron a la vieja y denostada AAF. El detalle es que todos ellos fueron incorporados a Primera A, con lo que el campeonato pasó a tener 25 equipos en la máxima categoría. Sería el debut de los rojos en la AAF como equipo de primera división y también la presentación de San Lorenzo, que venía de la Primera C, pero tuvo la chance de jugar una final contra Honor y Patria, el campeón de la Intermedia, ganarle y subir directo a la A gracias a las normas de aquella temporada.
En resumen, al ya conocido caso de Boca (subido por disposición de la AAF a Primera A) se le suma la historia de Independiente, que también llegó a la máxima categoría de la FAF por invitación y mantuvo su lugar en el regreso a la AAF por decisión dirigencial. Ninguno de los dos clubes ganó su ascenso en los campos de juego, sino por los avatares de aquellos años.
Nota: 442 Perfil.com
Foto: gentileza Claudio Keblaitis