El campeonato de 1982 fue el último que se jugó hasta hoy sin los promedios del descenso. En aquel momento, les tocó bajar a Primera B a Sarmiento de Junín y también a Quilmes, que en un desempate fue superado por Unión. Los santafesinos triunfaron por la mínima diferencia con un penal convertido por el mediocampista Marcos Capocetti, en la cancha de Sarmiento.
En los días previos, pasó de todo. Nueva Chicago, el candidato de la mayoría para acompañar a Sarmiento, protagonizó una gran recuperación en las últimas fechas y pudo conservar la categoría al derrotar por 1-0 a Racing en la cancha de Boca. El mediocampista Hermosilla hizo el gol y la victoria de Chicago provocó la definición entre Quilmes y Unión. Sin embargo, la accidentada noche que se vivió en Santa Fe causó todo tipo de suspicacias y sospechas. El diario La Nación, en su edición del domingo 6 de febrero de 1983 (el campeonato terminó durante el receso veraniego) explicó con un título concluyente “Las palabras están de más”, que “a las 19 de anoche llegó el plantel de Sarmiento al estadio de Unión. Recibieron la llave del vestuario y todo indicaba que no habría inconvenientes. Pero a las 20, es decir una hora después, cuando se suponía que los jugadores estaban cambiándose, las puertas del vestuario se abrieron y directivos de la entidad de Junín hicieron saber que allí era imposible permanecer porque una sustancia irritante causaba molestias a los futbolistas. Inclusive, los jugadores De la Llera y Cano habían sufrido vómitos.”
Continúa la narración del matutino conservador señalando que “desde entonces hubo nerviosos cambios de opiniones entre unos y otros. Los santafesinos decían que se trataba de un exceso de material de limpieza, mientras que los visitantes no querían jugar en esas condiciones. Por gestiones de los comisarios deportivos Mórtola y Acuña, se optó por otorgarle a Sarmiento otro recinto para cambiarse y el partido comenzó media hora después de lo previsto.”
El partido arrancó muy tarde, mientras Quilmes recibía a Instituto en el Sur y Chicago enfrentaba a Racing en la Boca. Eran los tres encuentros que definían las posiciones de abajo. El primer tiempo terminó sin goles y las radios transmitían las victorias parciales de Quilmes y de Nueva Chicago, que hundían a Unión en el descenso y también a Sarmiento, que necesitaba una suma de resultados imposibles. De repente, a veinte minutos del final del partido ¡¡¡se cortó la luz!!!
Dejemos al diario La Nación y su relato: “Después del apagón surgió Unión, que ya parecía entregado al inexorable signo de jugar en Primera B. Luego de esos 19 minutos de suspensión –que sirvieron para conocer los resultados finales de los otros partidos- Unión encontró el gol de la victoria en los pies de Ramón Centurión.” Suavemente, el periódico señala que “el apagón y los resultados de otros estadios terminaron por mermar la capacidad física de los hombres de Junín, que de esta manera cedieron a la mayor agresividad de un adversario urgido de ganar y que quemaba el resto.”
En un recuadro titulado “Es hora de tomar el toro por las astas”, el matutino toma posición y explica que “un desapasionado observador diría que el fútbol, al fin un juego, está lleno de imprevistos, pero la realidad indica que el fútbol argentino de estos días perdió el encanto del juego casi candoroso de otro tiempo, para convertirse en un juego de intereses que ya sobrepasa los límites del profesionalismo bien entendido.” Clarín, por su parte, eligió titular el escándalo santafesino con “Unión, la luz de una suspicacia” y contó el gol tatengue de esta forma: “el partido se reinició y enseguida Centurión aprovechó y ante la “desaparición” de los centrales de Sarmiento y la pasividad del arquero Benítez, tocó la pelota al gol…”
Tras el partido, el presidente de Sarmiento Darwin Sanguinetti le expresó al diario que “de ninguna manera Sarmiento dejará de denunciar los bochornosos sucesos que debió vivir en Santa Fe. El árbitro Ithurralde no nos permitió labrar el acta para dejar constancia que actuábamos bajo protesta. Sin embargo, en su informe detalló que la demora en la iniciación del partido se debió a la presencia de sustancias tóxicas que provocaron vómitos y otros malestares en nuestros jugadores.” Mientras tanto, en Quilmes estaban al límite en cuanto a la tolerancia deportiva por las irregularidades ocurridas en Santa Fe. Encabezados por Julio Cassanello y José Luis Meiszner, los dirigentes cerveceros le señalaron al periodismo que harían una protesta formal ante el Tribunal de Disciplina de AFA y la posición de Quilmes sería negarse a jugar un desempate ante Unión.
El grueso de la dirigencia quilmeña calificó el triunfo de Unión como “viciado de nulidad” y presentó diversas notas en AFA que no tuvieron el respaldo esperado. La victoria santafesina provocaba un desempate. Los allegados a Quilmes, sus hinchas y jugadores, terminaron por estallar de bronca ante las noticias que llegaban por el corte de luz en Santa Fe. Vale la pena recordad que dos fechas atrás, ocurrió la misma situación en la vieja cancha de Argentinos Juniors, cuando el rival enfrentaba a Nueva Chicago y el partido no pudo continuar. ¿Adivine qué había pasado? ¡¡¡Se cortó la luz!!! La suspensión llegó al finalizar el primer tiempo con el empate en blanco y el resultado luego no se modificó cuando se completó dos días después. A Quilmes, que no había podido superar a Ferro y apenas igualó, la tolerancia se le fue acabando.
En una nota escrita por el periodista Juan de Biase, el diario Clarín publica que “la viveza que se ejerce ahora es la apretada en los vestuarios cuando se es local. Una apretada que se quiere transformar en estilo de vida e institucionalizar porque después de todo ocurre en todas partes. Y la apretada tiene distintas y conocidas expresiones que pasa por una serie de variados recursos intimidatorios. Sería largo enumerarlos y ocioso, por conocidos. Lo curioso de todos estos sucesos es que siempre tienen una culpabilidad abstracta, es decir, sin nombres y apellidos. Y cuando se los ponen es el nombre de los otros, el de los adversarios, en una olímpica y permanente transferencia de responsabilidad.”
Lo concreto fue que Quilmes presentó su protesta ante el Tribunal y que en la reunión del 18 de febrero de 1983 se estudió su caso. El diario Clarín señalaba ese día que “unas versiones indican que la protesta prosperaría, mientras que otras dan como casi seguro el fallo en contra: entonces, de esta forma deberían jugar Quilmes y Unión por el descenso.” Por la noche se confirmó la realización del desempate, en la cancha del otro descendido, Sarmiento, el damnificado en la noche accidentada de Santa Fe. En el mismo matutino Clarín se puede leer que “el cuerpo penalicio de AFA no hizo lugar a la protesta presentada por Quilmes, en la que se solicitaba que se castigara a Unión y Sarmiento con la pérdida de puntos. El Tribunal falló después de evaluar la formal protesta de Quilmes, el informe del árbitro Ithurralde. Sin la presencia de dirigentes de Quilmes, finalmente el presidente Julio Grondona informó que el desempate se jugará el domingo 20 a las 17, en la cancha de Sarmiento, tal como había sugerido Unión de Santa Fe en la boca de su presidente Súper Manuel Corral.”
En Junín y gracias a un penal bien sancionado por Teodoro Nitti y convertido por Capocetti a los 13 minutos del segundo tiempo, Unión venció a Quilmes y mantuvo la categoría, enviando a los cerveceros a Primera B. En la cobertura del partido que hizo el diario Clarín se puede leer que “la relación de Quilmes y Sarmiento fue estrecha durante la semana. La gente de Junín no se olvidó que Unión terminó por condenar a su equipo al descenso. Por eso no extrañó que las banderas de los locales estuvieran junto con las de Quilmes. Que éstos utilizaran el vestuario de Sarmiento y que los dirigentes quilmeños hayan realizado todas las gestiones para que un escribano de esta ciudad colaborase con ellos en la intención de labrar un acta para jugar el partido bajo protesta. Algo que finalmente no se concretó, aunque el capítulo no está definitivamente cerrado.” Lo cierto es que Unión ganó, festejó y siguió en Primera. Quilmes, que había sido subcampeón de Ferro Carril Oeste en el Nacional’82 durante la misma temporada, se fue al descenso “bajo protesta” y tardaría ocho años en regresar a los domingos.
El Metropolitano de 1982 tuvo de todo. En ese año ocurrió la guerra de Malvinas, el intento desesperado de los militares argentinos de apoderarse de una legítima ilusión como es volver a plantar la bandera nacional en las islas para perpetuarse en el poder. En ese año se jugó el Mundial de España, que marcó uno de los fracasos más sonoros de la selección argentina, que fue a defender su título y apenas pudo ganar dos partidos ante los modestos Hungría y El Salvador. Era el mismo plantel de 1978 con varios cracks agregados como Diego Maradona, Ramón Díaz y Jorge Valdano, nada menos. En ese año el fútbol local se contagió del clima de bronca por la estafa de Malvinas, la tergiversación de la información, del hartazgo de una Dictadura que se caía a pedazos y solucionaba sus irregularidades pretendiendo esconder sus crímenes y miserias.
En ese Metro de 1982 que ganó Estudiantes de La Plata tras una dura pelea con Independiente, se produjeron algunas situaciones increíbles. Por ejemplo, que la hinchada de Vélez decidió prender fuego un quincho ubicado detrás de la tribuna que ocupaban en la cancha de Nueva Chicago, equipo que ganó el clásico barrial por 3-2. Hubo enfrentamientos mano a mano entre hinchas y muchísimos detenidos. Partidos suspendidos por “falta de garantías” como Huracán-Racing, agresiones a técnicos y jugadores en los vestuarios y en pleno terreno de juego, árbitros cercados por hinchas iracundos que tardarían horas en dejar la cancha. Y el colmo, el petardo o bomba de estruendo o como se llame, que explotó en el vestuario de Vélez, cuando los jugadores se preparaban para disputar el segundo tiempo ante Estudiantes, en la vieja cancha de la avenida 1 y calle 57, en momentos en que el cuadro pincharrata se jugaba la punta del torneo.
![Unión 1-0 1982](https://alejandrofabbri.com.ar/site/wp-content/uploads/2020/11/Union-1-0-1982.jpeg)