Argentino de Quilmes nació en 1899, cuando un grupo de jóvenes quilmeños se cansó de recibir las negativas de los británicos que poblaban el Quilmes Athletic Club para integrarse a los equipos de fútbol. Enojados, los chicos que antes jugaban en un equipo llamado El Relámpago, le pusieron nombre y colores (celeste y blanco a rayas) al nuevo club, que muy rápido se convirtió en archirrival de la zona.
Coincidieron varias veces en Primera durante el amateurismo, se despidieron en 1930 pero se reencontraron en la vieja Primera B de 1938, el año en que los llamados Mates le ganaron al por entonces ya Cervecero la final y volvieron a jugar en la A. Quilmes debería esperar para regresar en 1949, aunque descendió de nuevo en 1951.
Argentino retornó en aquel lejano 1939 y no volvería nunca más a Primera A. La suya fue una campaña que supera todos los adjetivos posibles: no ganó en 34 fechas, sumó cuatro empates y 30 derrotas. Hizo 35 goles y le convirtieron 148 pepas. Los empates los obtuvo contra Gimnasia (0-0), Rosario Central (1-1), Platense (2-2) y Tigre (3-3) en todos los casos jugando de local. Con el Lobo fue el único partido en el que no recibió goles.
Con esos 4 puntos, el Argentino quilmeño hizo la peor campaña de la historia en Primera A. De visitante perdió los 17 partidos que disputó. Hubo 0-8 con Platense, 0-7 con Huracán, 1-7 con Boca, San Lorenzo, Racing y Huracán. Peor, imposible.
Lo increíble es que Argentino de Quilmes también produjo una campaña pésima en el torneo de la vieja Primera B de 1965: ganó un partido en 44 fechas, empató nueve veces y perdió los 34 encuentros restantes. Metió 31 goles y le encajaron 117 pepas. Su única victoria fue ante El Porvenir como visitante por 2-1. De local alcanzó a empatar seis veces y perder los 16 otros partidos. Más insólito todavía, es que al año siguiente, en 1966, fue subcampeón con 53 puntos, escoltando a Unión de Santa Fe que ascendió por primera vez a la A. Ganó 24 partidos y empató 5, cayendo 13 veces.