Mi cercanía con el básquetbol empezó con el colegio secundario y los partidos en el patio, con dos aros a los que casi ni llegábamos con nuestra mala puntería. Siguió yendo a ver a Platense, que por aquel 1973/74 alcanzó a llegar a la primera división de la Federación de Capital Federal, después de pasar a Argentino de Castelar, a El Talar de General Pacheco y algún otro equipo que no recuerdo. Al poco tiempo con mis amigos del colegio nos íbamos a ver al Ferro de León Najnudel en el gimnasio Héctor Etchart. Muchas noches durante la semana del 74 al 77 o 78 nos deleitábamos con aquel quinteto verde que peleaba bien arriba, con Armagnague, el uruguayo Normando Rossi, Burnstein y Budding los dos flacos grandotes, el habilidoso Bonichini, el veterano Mazzini, un Ferro que se estaba formando para ser el gran animador de los años ’80 y la futura Liga Nacional. En ese tiempo conocí a Luis Bonini, el preparador físico de León con el equipo de básquet, que desde 1980 pasó a acompañar a Carlos Timoteo Griguol en el fútbol y luego a Marcelo Bielsa. Un enorme profesional y excelente tipo, que me honró con su amistad.
Platense ya había inaugurado su gimnasio cubierto (en un amistoso ganado ante Independiente por 70-69) y el bichito del básquet lo tenía encima. Para 1977 contrató a cuatro yanquis y tuvo como entrenador al prestigioso Alberto Finguer. Cuando entré a la revista Goles Match tras un año en La Hoja del Lunes (semanario deportivo que salió en 1979 y cerró dos años después) me dieron el básquet para cubrirlo. Tuve mi primer desafío serio cuando cubrí la final de la Federación de Capital entre el poderoso Obras Sanitarias y Gimnasia La Plata. La final se jugó en el Héctor Etchart, justamente. A finales de 1979, ya con una buena cantidad de extranjeros jugando entre nosotros. Obras con Mark Wasley, pero con Cadillac+Raffaelli+Romano+Perazzo. Enfrente, Gimnasia con una multitud que lo acompañó, con el mejor extranjero de aquellos años, Clarence Metcalfe, además de Mel Daniels y Michael Jackson, que no era el ídolo del pop, justamente. De yapa, el enorme Carlos González, el popular «Gallego», con el Lepe Guitart y varias figuras más, entre ellos el veterano Ernesto Finito Gehrmann.
Gimnasia ganó aquel partido, Metcalfe fue la gran figura y el Lobo se llevó el título metropolitano al Bosque. A los pocos días viajé a La Plata para charlar con el morocho talentoso que hablaba español porque vivía con una chica mexicana, habitualmente en Los Ángeles. Maravillado de su talento, le pregunté por qué no jugaba en la NBA y él me contestó que no tenía sentido «porque yo sería el último suplente del peor equipo…» en referencia a la calidad que tenían los jugadores de aquel momento…
A partir de allí se vino el campeonato argentino de Rosario de 1980, el Preolímpico de Puerto Rico (ver nota El Milagro de Puerto Rico) y la cobertura del básquet local, con Ferro campeón. Otros torneos argentinos (1981 en Neuquén, 1982 en La Pampa y 1983 en Formosa) junto con el seguimiento y notas con cracks y ser testigo del crecimiento de un deporte maravilloso, en la previa de la Liga Nacional. Cubriendo esa histórica competencia anual entre las provincias, que convocaban a los jugadores nacidos en sus pueblos salvo Santa Fe, que sacaba de su registro a quienes se iban a jugar al básquet a otro lugar, compartí momentos fenomenales como el triunfo de Entre Ríos sobre Capital Federal en el parquet instalado en pleno campo de juego de Rosario Central (1980) donde el rocío provocaba resbalones y caídas.
También en Neuquén (1981) cuando en la final entre provincia de Buenos Aires y Córdoba, el debutando de 17 años y futuro crack Pichi Campana falló dos de sus tres lanzamientos libres y su equipo perdió 80-78 en los segundos finales. Y en General Pico durante 1982, cuando Tucumán –con una actuación excepcional de Carlos Romano- eliminó al gran favorito Córdoba en suplementario y le arrebató la chance de ser finalista. Después, Capital Federal ganó sin susto al durísimo equipo tucumano, donde también brillaron Julio Politti, el Nene Zeballos y San Martín. Fue en Formosa (1983) cuando pude ver por primera vez al gigante Jorge González, que ya medía 2,15 m y daba sus primeros pasos en el combinado chaqueño, mientras jugaba en Hindú de Resistencia.
Después, me ganó el fútbol, el cierre de la revista Goles Match en una decisión insólita de la editorial (intervenida de manera oficiosa por la dictadura) que determinó que «el deporte no es negocio» tras 48 años de una exitosa publicación que compitió mano a mano con El Gráfico. La inestabilidad de la profesión, la vuelta de la democracia, el aire que se respiraba mejor, el nacimiento de mi hija, la búsqueda permanente de trabajos alternativos pero siempre dentro de la profesión. De todas maneras, para fines de 1985 iniciamos un camino que no duró mucho, pero sirvió para una nueva experiencia basquetbolera. Por radio Mitre transmitimos los partidos de la flamante Liga Nacional. Con el gran relator entrerriano Horacio Palazzoli, con Daniel Jacubovich en los comentarios y la dupla que armamos con David Carlín haciendo las planillas, anduvimos por diferentes lugares del país llevando el básquet a través de la am890.
Una vez cubrimos la visita de River (donde brillaban Daniel Aréjula y José Luis Pagella) a Cañada de Gómez. El dueño de casa era Sport Club, que había tirado la casa por la ventana contratando a León Najnudel como entrenador. Fue él, el querido y añorado León, quien me recomendó para trabajar a radio Mitre, ante una pregunta de Adrián Paenza y de Marcelo Araujo, que buscaban periodistas para ese audaz emprendimiento. Así los conocí y fui compañero de ambos durante varios años en radios y televisión.
Aquella vez, el partido lo ganó Sport Club con mucha comodidad. Najnudel nos había invitado a comer un asado criollo cuando terminara el juego. Eso hicimos y arrancamos casi a la medianoche. Mientras devorábamos la comida junto al gimnasio, un chico de unos 15 años estaba tirando al aro en soledad. Lo veíamos desde la mesa y tenía mucha puntería… hasta que León dijo «ese pibe tiene el culo parado, va a crecer bastante y en una de esas llega…» El chico en cuestión era Hugo Sconochini y creció hasta 1.92 mts para convertirse en una figura nacional e integrar la Generación Dorada en su máximo esplendor…
En plena Liga Nacional, tuve dos oportunidades más de seguir trabajando con el básquet, al poder relatar la sede Villa Ballester en el mundial que organizó nuestro país en 1990 y después hacer la rueda consuelo en Salta. Dos años más tarde, me tocó la misma tarea junto a Hugo Lencina con el Preolímpico de Portland, aquel torneo donde Estados Unidos puso lo mejor que tenía y armó el excepcional Dream Team con Magic Johnson, Michael Jordan, Karl Malone, Scottie Pippen, John Stockton y Larry Bird entre otros superhombres.
Cubrimos el 128-87 que le propinó el equipo estadounidense a nuestra selección, que fue el quinteto que más puntos le convirtió en el preolímpico que ganaron de punta a punta. Marcelo Milanesio, Juan Espil, Hernán Montenegro, Pichi Campana, Sebastián Uranga y Luis Villar fueron el soporte de un equipo que logró vencer a Cuba y a Panamá.
Después y hasta hoy, todo fue seguir desde más lejos al básquetbol, disfrutar el enorme crecimiento de la competencia local, la aparición de cracks y de un grupo de jugadores que nos puso en lo más alto. Paralelamente en los últimos años, seguir al básquetbol de Platense, con un proyecto que hoy se mantiene vigente, habiendo cumplido el máximo objetivo que era entrar a la Liga Nacional, donde hoy estamos. Desde aquella final con Náutico Hacoaj para subir al Federal, ascender contra Temperley en una serie infartante, llegar al TNA y cumplir tareas notables llegando al objetivo máximo tras vencer a San Isidro de San Francisco. Hoy Platense remodela su gimnasio, lo pone a tono con la exigencia de la Liga y pretende quedarse. Material y capacidad tiene.
En el medio, los Juegos Olímpicos de 2008 nos dieron la chance de cubrir el fútbol olímpico y la segunda medalla dorada que se consiguió, al vencer 1-0 a Nigeria, con un buen rato de Diego Maradona con nosotros, charlando con mi compañero de mil andanzas, Wálter Nelson, en el lugar donde transmitimos. La foto lo inmortaliza y como que cierra el ciclo periodístico iniciado en 1979 con el mismo Diego, antes de viajar al mundial juvenil de Japón. Unos días antes, todos habíamos disfrutado de un asado en la embajada argentina y allí pudimos conversar y sacarnos varias fotos con Manu Ginóbili, el Chapu Nocioni y Luis Scola, entre otras figuras. Ellos alcanzaron la medalla de bronce, después de pasar por arriba a los poderosos lituanos, que los habían vencido en primera ronda.
En mi trabajo o en mi corazón, el básquetbol siempre estuvo y siempre estará.