Nacieron a mediados de los años 50 con camiseta violeta y vivos blancos. Sin embargo, después de la revolución futbolística que provocó la selección de Holanda en la Copa del Mundo de 1974, Villa Dálmine pasó a ser denominado «los holandeses» por la manera en que jugaba al fútbol. El cuadro de Campana (70 kilómetros al norte de Buenos Aires por la autopista a Rosario) hizo una revolución similar, pero limitada al campeonato de Primera C.
En aquel 1975, Villa Dálmine ganó el torneo de punta a punta. Sumó 60 puntos producto de 28 victorias, 4 empates y 4 derrotas. En realidad ganó 29 juegos, pero perdió los puntos en la AFA por mala inclusión de un jugador tras vencer 2-1 al tercero, Argentino de Quilmes. Aquel equipo convirtió 111 goles, un promedio de 2,93 por partido, una suma enorme para la época y la categoría. El escolta fue El Porvenir, a quien Dálmine no pudo vencer porque perdió en Gerli y empató en Campana, pero también ascendió ya que eran dos los que subían a la vieja Primera B.
Ese equipo formidable concretó goleadas impensadas: 11-4 a Deportivo Riestra (5-1 en Soldati), 7-0 a Victoriano Arenas, 6-4 a Villa San Carlos en Campana y 10-1 como visitante, en Berisso, son algunas de las muestras. Antonio Lobos (24) y Juan Alberto Martínez (23) fueron los máximos goleadores de un cuadro que tuvo cracks como el arquero Pedro Catalano (luego consagrado en su larguísima carrera en Deportivo Español), Juan Carlos Kerle, Eduardo Oviedo (centrodelantero, comprado por Boca un año después), los punteros Bases y Benítez y la experimentada dirección técnica de Roberto Rolando.
Aquella campaña de Villa Dálmine sería superada en la Primera C tres años después por Talleres de Remedios de Escalada, que construyó otro equipo imbatible. El equipo albirrojo sumó 68 puntos, porque ganó 32 partidos, empató 4 y apenas perdió dos veces, ante su escolta Deportivo Morón y frente al cuarto, Excursionistas. En su histórico campo de juego ubicado en el cruce de las calles Timote y Manuel Castro, Talleres ganó 18 de sus 19 juegos, empatando 1-1 con el duro Central Córdoba rosarino.
Talleres convirtió 118 goles, 44 más que el segundo (Morón) y 43 más que el tercero (Deportivo Español). Entre sus mejores resultados anotamos un 7-0 a Cambaceres, 7-2 a Sportivo Dock Sud y 7-2 a Luján, además de 8-3 en la cancha de Cambaceres en Ensenada, 5-2 a Defensores Unidos en Zárate y un 6-1 a General Lamadrid en Villa Devoto.
El tanque Héctor López fue el goleador del campeonato con 31, era el centrodelantero del campeón. Mención aparte para grandes figuras de aquel plantel como el arquero Dedé, el zaguero Alejandro González, el talentoso Miguel Molnar y los imparables Urtasun, Miguel Gutiérrez, Berlingeri y Miguel Angel Fernández. Y la dirección técnica de don José Guillermo Abbas.
Dos equipos para el recuerdo por su ambición ofensiva, su estilo frontal y un apego a la pelota que contagió a muchos. Era la época del fútbol total de los holandeses y se notó en las canchas argentinas.