Durante el torneo de 1965, Boca fue perseguido por River, al que logró superar faltando dos fechas en la Bombonera y se consagró campeón. El mayor incidente del año lo protagonizaron los jugadores de Racing e Independiente, que en una nueva versión del clásico de Avellaneda disputaron una verdadera batalla. El encuentro lo dirigió Humberto Dellacasa y fue suspendido cuando iban 20 minutos del segundo tiempo, luego que Independiente empatara en dos goles el resultado y David Acevedo convirtiera el segundo penal otorgado a los rojos.
En los momentos previos habían sido expulsados cinco jugadores racinguistas: Anido, Luis Carrizo, Pastoriza, Oscar Martín y Rulli. La determinación que mostró Dellacasa al echarlo a Rulli fue la base del incidente. Cuenta La Nación que “Rulli se arrojó a los pies de Mura y lo derribó sin violencia, pero el juez ordenó la inmediata expulsión del jugador racinguista. Los jugadores visitantes casi en su totalidad y otras personas no identificadas rodearon al árbitro protestando en forma airada. Menudearon entonces los empellones, los intentos de agresión y la intervención policial tratando de contener a los más exasperados. En esas circunstancias los jugadores Pastoriza y Carrizo faltaron el respeto al juez quien ordenó también sus expulsiones.”
La crónica del diario La Prensa señala que “el partido estuvo suspendido durante casi diez minutos y en un ambiente de gran nerviosismo, se vio que el centrodelantero Cárdenas ocupaba el puesto de guardavalla. De ahí en adelante, Racing se limitó a defenderse de la mejor manera, tratando de evitar casi siempre con éxito el remate al arco. A los 22m, el jugador Martín cayó fuera de los límites de la cancha tomándose la cabeza con ambas manos. Aparentemente, había sido herido por un proyectil, quedando suspendido el partido durante algunos minutos.”
Allí ocurrió algo poco común. Cuenta el mismo matutino que “el propio Martín cometió falta contra Bernao en una confusa acción dentro del área y el juez ordenó su expulsión, al tiempo que sancionó un nuevo penal, que fue concretado por Acevedo en momentos en que dos jugadores de Racing se encontraban caídos en el suelo cerca de la valla que defendía Cárdenas.” Cuando Acevedo pateó el penal, los auxiliares de Racing atendían a Perfumo y a Ferreyra, caídos dentro del campo. Se generalizó el clima de tensión y el juez suspendió el partido. En los vestuarios, el presidente racinguista Santiago Saccol casi le gritó al periodista que lo entrevistó: “No me haga hablar porque mis declaraciones serían irreproducibles. La actuación del árbitro esta noche resultó incalificable. Es él, Dellacasa, el principal responsable de todo lo que pasó.”
El árbitro, en su camarín, le dijo a los periodistas que “era imposible continuar el partido ante el ambiente anormal que existía en esos momentos. Solamente se habían jugado 20 minutos netos en el segundo tiempo y faltaba bastante.” Pocas horas más tarde, varios dirigentes de Racing formularon graves cargos contra Dellacasa en la AFA, que fue sancionado con una suspensión de casi cuatro meses, ya que recién reapareció el 12 de septiembre en Vélez-Boca.
Lo curioso o en todo caso, la ratificación del poder que tenían los clubes de mayor convocatoria para modificar reglamentaciones ocurrió con el Tribunal de Penas de AFA. Cuando se suponía que deberían hacer continuar el partido y que habría eventualmente un descuento de puntos para Racing por los incidentes que generó su público, nada de eso ocurrió. El partido no continuó, no hubo sanciones adicionales para la Academia salvo las suspensiones reglamentarias para sus jugadores y nada más. Inclusive, dos de los jugadores expulsados –Rulli y Anido- pudieron jugar la fecha siguiente contra Rosario Central. Los vecinos de Avellaneda quedaron conformes.