Muchos nos acordamos de aquel mavarilloso partido que produjeron Gimnasia y Colón, en pleno Bosque de La Plata. Hubo una docena de goles, seis para cada uno. El Lobo ya había protagonizado un tremendo juego contra Gimnasia de Jujuy, cuando superó al equipo norteño por 7-5, el 22 de marzo de 1999. Allí se lucieron Facundo Sava y Mariano Messera, autores de dos y tres goles respectivamente. Una docena de goles, pero con un vencedor y un derrotado.
El 19 de marzo de 2000, un año después, Gimnasia -dirigido técnicamente por el uruguayo Gregorio Pérez- enfrentó a Colón en el Bosque y de nuevo se produjeron doce goles. Esta vez, sin embargo, fue empate 6-6 y otra actuación altísima del Colorado Sava, que hizo cuatro goles, en tanto que Esteban Bichi Fuertes hizo tres para los Sabaleros. De esos partidos, nos acordamos casi todos.
En cambio, quedó en la bruma lejana aquel empate 6-6 entre Atlanta y Estudiantes de La Plata, que se jugó el 13 de abril de 1941, en la vieja y pequeña canchita de Villa Crespo. Dirigió el árbitro Ubaldo Ruiz y el partido tuvo un vaivén increíble: a los 8m Estudiantes ganaba 2-0 con un bombazo del gran Manuel Pelegrina y un toque certero de Julio Gagliardo. Descontó Ismael Zabaleta a los 24m, pero dos tiros libre pusieron 1-4 el partido, con sendos remates de Eduardo Sande y del mismo Pelegrina.
El primer tiempo tuvo, incluso, la reacción de Atlanta, que descontó por José Martínez primero y por el rosarino Francisco Rodríguez después. O sea que la primera parte terminó con la victoria parcial por 4-3 de Estudiantes. Siete goles en la mitad inicial del encuentro.
El hábil delantero Bohemio Norberto Pairoux lo empató rápido y a los 5m del complemento el mismo Martínez puso el 5-4, para aumentar Zabaleta a los 20. Atlanta perdía 4-1 y pasó a ganar 6-4…
El recordado Payo Pelegrina hizo 250 goles en su extensa carrera, la gran mayoría en el Pincha de La Plata, pero también en Huracán donde jugó en 1953. Fue él quien descontó y puso el 5-6, hasta que desbordó por izquierda (Pelegrina era wing izquierdo justamente) y colocó un centro que no pudo rechazar el defensor José Bedia ni tampoco contener el arquero Horacio Graneros. Por detrás llegó Julio Gagliardo y estampó el 6-6 que sería definitivo, por más que faltaran 15 minutos para el final.
No hubo goles de penal ni goles en contra ni expulsados. Un partido enorme que quedó para el recuerdo y el lamento de no tener testimonios fílmicos de semejante enfrentamiento. Hace 80 años.
