Los jugadores de Temperley se retiran del campo de juego sabiendo que perdieron la categoría. / NA
Temperley, Arsenal, Chacarita y Olimpo nunca dieron la sensación de poder sobrevivir en Primera. La crónica de cuatro descensos anunciados.
Como un fatalismo, como si no hubieran pensado que podían evitar el descenso a la complicadísima B Nacional, los cuatro equipos que retrocedieron a la segunda categoría ya habían decidido que no tendrían manera de pelear bastante antes de lo que finalmente ocurrió. Lejos quedaron las levantadas espectaculares de algunos cuadros que desafiaron toda lógica y pudieron gambetear el descenso esperado por otros.
Si repasamos cómo se inició el torneo que todavía no finalizó, el principal amenazado era Temperley (83), que arrancó un punto por debajo de Huracán (84), pero bien lejos de otros clubes. La esperanza era que les fuera muy mal a Argentinos Juniors y a Chacarita en sus regresos a la Primera División. Igualmente no alcanzaba. Como eran cuatro los descensos, los celestes tenían que alcanzar a Olimpo (87) y escaparse de Arsenal (81) o también esperar la debacle de Patronato, que dividía de otra manera y se diferenciaba del resto. Igual, no estaba muy lejos.
Arriba de ellos sufrían Vélez (90), San Martín de San Juan (93) y Tigre (97), pero en los tres casos a estos equipos les alcanzó con hacer discretas campañas, más flojas de lo que se esperaba, que igualmente los mantuvieron al margen de la pelea porque tanto Temperley, como Arsenal y Olimpo, más la pésima cosecha de puntos de Chacarita, les solucionaron el problema.
Temperley armó un equipo inferior al de la temporada anterior: se lesionó el arquero Matías Ibáñez, se fueron el zaguero Bojanich, el lateral Chimino, el tanque Guevgeozian y el otro lateral, Zárate. Los refuerzos demostraron ser demasiados y poco efectivos. En la octava fecha del actual campeonato ya tuvo que cambiar de entrenador: Gustavo Álvarez le dejó el puesto aGastón Esmerado, que venía con el antecedente de la enorme campaña de Brown de Puerto Madryn en la B Nacional.
Cuatro fechas sin perder (con victorias ante los sanjuaninos y Tigre) permitieron que la ilusión creciera. Desde el receso el ciclo cayó en un pozo y no levantó más: 5 puntos sobre 33 posibles, 11 partidos sin ganar, el retorno del mendocino Brandán que aportó lo suyo pero se distinguió en soledad. Una defensa muy frágil y numerosos goles en contra. La suerte estaba echada. Desciende tras cuatro torneos en los que fue pasando de mayor a menor.
Huracán, con una billetera más abultada, logró escaparse rápidamente. Primero que nada contrató a Gustavo Alfaro, un entrenador capacitado, con experiencia en la lucha por mantenerse pero con historias vinculadas también a éxitos cercanos en el tiempo. Llegó Wanchope Ábila porque en Boca no tenía lugar, se sumaron el mencionado Chimino, dos mediocampistas con oficio como Damonte y Calello, creció muchísimo Pussetto, un delantero con futuro europeo y por si faltaba algo en la segunda mitad llegó Andrés Chávez, sin espacio en Boca.
El Globo sumó, con un juego que quizá no entusiasme demasiado pero se aseguró orden defensivo y disfruta del gran presente de su arquero, Marcos Díaz, además de la consolidación de un juvenil paraguayo como Salcedo, indispensable entre los titulares de Alfaro.
Lo concreto es que Huracán está ya en zona de Copa Sudamericana y a un paso de la Copa Libertadores. Ha sumado 40 puntos: le sacó 27 de diferencia a Olimpo, 26 a Arsenal, 23 a Temperley y 22 a Chacarita. Zafó de todo, con armas nobles y un futuro intento internacional. Los escasos puntos del cuadro de San Martín fueron finalmente los que le permitieron respirar todavía más aliviados a Vélez, Tigre y Patronato, porque si Chacarita hubiese imitado la cosecha de Argentinos Juniors, se las hubieran visto en serios aprietos.
Más allá del esfuerzo, Chacarita nunca dio la sensación de pelear con armas suficientes para resistir en la división. Hasta pareció que tenía un plantel más rico y diverso en la B Nacional que en el torneo reciente. Con escuálidas cuatro victorias en 23 partidos, las chances se fueron disolviendo con el correr de los partidos. Para el próximo intento tendrá que reforzar con un poco más de jerarquía su plantel.
Olimpo tampoco hizo algo bien. Divisiones internas entre los dirigentes, el alejamiento de Alfredo Dagna y la entronización de una nueva conducción provocaron la renuncia de Rubén Forestello, por una cuestión de lealtad. Con él, Olimpo había mejorado al punto de reunir ocho puntos en cinco fechas. Antes apenas cosechó un punto con Mario Sciacqua y luego con Cristian Bassedas apenas cuatro unidades, porque derrotó a Arsenal y empató con Temperley, sus colegas de infortunio. Hace varias fechas que Bassedas trabaja pensando en el torneo de ascenso, según le pidieron desde la dirigencia.
El equipo bahiense sufrió una sangría constante tras el parate de diciembre porque tuvo que soportar el alejamiento del arquero Gabbarini, del zaguero Nasuti, del mediocampista Blanco, entre otros futbolistas. Se los reemplazó con juveniles, que poco o nada pudieron aportar.
La historia de Arsenal es, desde 2015, una pendiente con la excepción de la buena tarea en el torneo corto de 2016. Fue 28º en 2015 justamente, después cuarto en una de las zonas, pero luego repitió bien abajo con un 27º lugar entre treinta y ahora es el penúltimo con apenas dos triunfos en 23 juegos, sobre Banfield en Peña y Arenales y el último ante un descolorido Lanús. Su descenso era irremediable, más allá del esfuerzo del grupo de jugadores que primero manejó Humberto Grondona y más tarde Sergio Rondina.
Digamos que en ningún momento cualquiera de los cuatro equipos dio la sensación de tener la fortaleza para pelear y luchar a partir de resultados aceptables. Ni en el juego ni en los puntos que merecieron. Entre los celestes, Arsenal y los bahienses reúnen ocho triunfos en el torneo, algo que consiguieron los equipos que andan por mitad de tabla o un poco más abajo. Los éxitos de Chacarita –cuatro- fueron tan espaciados que le quitaron toda posibilidad de recuperarse.
Han sido descensos anunciados, casi sin lucha, a pesar de los esfuerzos realizados. Algo parecido a lo que vivieron Huracán de Tres Arroyos, Tiro Federal de Rosario, el Gimnasia jujeño y tantos otros cuadros que nunca pudieron encontrarle la vuelta a la Primera División en distintas situaciones en las últimas décadas.
Nota: 442 Perfil.com